martes, 10 de agosto de 2010

Buscando lo Perdido


A veces nos vemos en situaciones donde se nos presenta la oportunidad de husmear, buscar, escavar en documentos, gavetas, carteras, emails, facebook, Twitter y todo medio de comunicación, incluyendo celulares, tantos los convencionales, como aquellos de la nueva tecnología. La idea es averiguar si nuestro sexto sentido, aquel que le llaman la intuición, todavía esta afinada y funcionando. Buscamos lo perdido, ya sea por curiosidad o por desconfianza, aunque a veces no estamos buscando nada especifico pero igual encontramos sorpresitas por aquí y por allá que nos revelan la verdad de las cosas. Pero no hablemos de las casualidades, hablemos mejor de la verdad absoluta y la búsqueda de lo perdido o de lo que no se nos ha perdido, aquella única razón que nos lleva muchas a veces a cometer imprudencias, a ser engañosos, escurridizos y astutos hasta convertirnos en el Sherlock Holmes del momento, y es que la desconfianza puede ser el arma letal para cualquier relación, no importa de qué tipo sea. 
 Usted busca porque tiene desconfianza ya sea en su pareja, hijos, hermanos, padres, amigos, etc. y es que la desconfianza viene ligada estrechamente con la sospecha y la deshonestidad. Cuando se crea una sospecha, y tus ideas empiezan a volar y de repente te encuentras como si estuvieras jugando a el laberinto, donde debes trazar una línea sin despegar el lápiz del papel e ir desde el inicio hasta el otro extremo. O por ejemplo, aquellos dibujos de puntos que ibas trazando o uniendo los puntos por líneas rectas hasta formar el dibujo. A eso se le llama atando cabos. Buscas o se te presentan pistas las cuales vas uniendo hasta dar con la respuesta real y verdadera, pero siempre dolorosa.
 Estas sospechas son provocadas por la deshonestidad, la cual siempre implica algún tipo de estafa afectiva o sexual. La honestidad después del engaño no significa fidelidad, es conducta adquirida por algunos que después de llegar a las tres (3) de la mañana, borrachos y con olor a perfume de mujer, entre otras cosas, suplican arrepentidos por un perdón inmediato, como si fueras el cura que tiene la capacidad para absolver los pecados. Pero no nos vayamos muy lejos, antes de cualquier situación empiezas a percatarte de aquella actitud sospechosa de tu pareja, o a oír la facilidad con la que tu pareja te "informa" sobre las actividades de la oficina y esto ocurre cada semana, o se inventan  proyectos en los cuales deben trabajar hasta muy tarde, o una juntadera con los amigos, o cualquier excusa para no estar en la casa. Y aquí es donde viene el otro ingrediente, la mentira. Entonces buscamos lo que el Sr. Google define como mentira "Una mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa o parcial, esperando que los oyentes le crean, ocultando siempre la realidad en forma parcial o total." Incluso hasta omitir una información es sinónimo de mentira. Mienten por que tienen algún secreto que si lo revelan, saben que pueden perder su zona de confort, su casa, su espacio, hasta pueden llegar a perder a su pareja, o lo que es peor, el respeto de sus hijos. 
 Son estas nuevas actitudes, y cambios de rutina los que hacen que una persona empiece a buscar lo que no se le ha perdido. Su parábola interna se activa y andan pendientes al mínimo detalle. Se embarcan en el viaje que acabara con sus vidas de la forma como la conocen. En el fondo saben, porque así se los dicta su intuición, que su relación de pareja va en decadencia, pero siempre esperando, con esa esperanza remota, que todo lo que su intuición les dicta sea solo producto de la imaginación. 
 Lo peor del caso, es que este tipo de personas, las que suelen vivir una mentira, nunca, pero nunca, dejaran de mentir, ni dejaran de buscar esa oportunidad para escurrirse en la sombra de una mentira y engañar a la otra persona.