La Historia Urbana maneja tres componente
s que son los básicos de esta historia: el Alcohol, los Cigarrillos y un Bar. Todo se inicia en un lunes como todos los lunes de una persona normal. Nuestro protagonista que llamaremos Don Juanes, un tipo joven con poco que perder y sin interés alguno de sostener una relación mas allá que algo frívolo y con visos de ternura. Se encuentra pasando el día lunes en compañía de su amigo imaginario, un charrito bravucón, y como cualquier lunes se sientan a pensar que cosas pueden inventar para hacer de un lunes normal, un día más placentero. Como todo es actitud positiva en estos tiempos y si pensamos positivo eso vamos a obtener, por lo que sucedió llegamos muy fácil a la conclusión de lo que este par de personajes tenían en la mente.
Apareció en su Pent-house, ubicado en el primer piso del edificio, un personaje circunstancial pero culpable piadoso de la historia que ahora les cuento.
El personaje circunstancial, toma la vocería y el mando de la situación, percatándose de la escases de provisiones y exclama con un grito solemne y apasionado "Absolut con Red Bull... ese será el alimento de esta Manada", a lo que la Manada contestó "una o dos Botellas??" Pero don Juanes en uno de sus momentos brillantes de esos mismos momentos que hicieron famoso a Platón, Einstein y El Chapulín, exclamo "Compremos una sola botella pero de DOS (2) Litros!!!", a lo que la manada dio toda la aceptación.
Ya con provisiones suficientes para soportar un lunes, la manada inicio el ritual de preparación para la cofradía del momento, el cual inicia buscando los elementos básicos, vasos desechables, hielo, cigarrillos, cenicero y un Ipod.; lo primero es abrir la botella de licor y darle a los santos el poquito que les corresponde, segundo paso consiste en mezclar el alcohol como se le dé la gana y beberlo como se le dé la gana, el resultado final es el mismo "Haga lo que se le dé la gana!!". La manada decide ir en busca de su complemento ya con la visión y el gusto configurados y como dice el adagio popular "se puede perder todo, menos el asco mi amigo". La manada sale con toda la seguridad, el control y la autoestima que brinda el alcohol. Ubicados en el bar universitario del momento, bajo una nube de humo y con Soda Stereo cantando Canción Animal, llega la manada ubicando los posibles objetivos para atacar y como siempre el primer objetivo es saltar arriba del cantinero y pedir una botella de vitamina alcohólica para mantener configurada la visión y el gusto y poder realizar transformaciones, de grillo a mujer bonita, con un solo brindar de copas.
Ya ubicados en el bar, con las provisiones de vitamina alcohólicas suficientes, afloran las habilidades individuales de cada uno de los miembros de la manada. El primero es el depredador natural, aquel que no deja títere con cabeza, si ese que se lanza a todo lo se mueva y tenga aretes. Este personaje ubica su víctima, por lo general trabaja solo, pero comparte la cacería si su víctima está acompañada y eso fue lo que sucedió más adelante.
El segundo espécimen es el Mico, si ese que se sube en las mesas, aplaude, canta, fuma, se va de un lado a otro del bar y siempre consigue a una persona que se compadezca por las monerías del personaje. Encontramos al espécimen hipopótamo aquel que todos saben que existe, pero que nadie sabe cómo piensa, que hace, que le gusta y lo peor, a nadie le interesa saberlo, encontramos a toda la manada, el rey león con su melena peinada y rugiendo para demostrar quien manda, están los mosquitos, esos que pican, fastidian, pero no pasan de ser una rascadita insignificante.
Con todos estos personajes mezclados en un sitio cerrado sin jaulas que separen a toda esta fauna silvestre, entra en nuestra escena, lo que conocemos como el material masculino, la materia prima de una relación, el único ser con problemas que logra calmar a tan distinguido animales que la rodean, hace su entrada la mujer, aquel ser místico e incomprendido hasta por su misma especie. Ya estando en medio de este cuadro, parecido al cuadro de la ultima cena, solo que no había vino, sino vodka, y no eran apóstoles, sino hombres con vodka en sus neuronas, el líder de la noche sale a la cacería de cuatro "inocentes" mujeres que se ven a lo lejos (2 mesas de distancia, pero con dos litros de vodka en la cabeza parecen 2 km); se acerca sin un mínimo asomo de cautela e inicia la conversación para romper el hielo (no sabemos con exactitud cuál fue la conversación pero no fue nada profundo, eso lo dedujimos por los dos litros de alcohol que ya sabemos y por las siete copas de vodka en la mesa de las señoritas).
El líder de la noche logra romper el hielo y se introduce en la mitad de la mesa de las no muy tímidas mujeres.
Al ver la aceptación del grupo el líder llama a don Juanes y su amigo imaginario el charrito, junto a otros especímenes de la manada a disfrutar la compañía de tan hermosas damas; todas ellas de buenos modales y un gran apetito y gusto por el alcohol, lo que convertía la situación en solo derroche de conversaciones individuales (ya saben que si en una mesa de un bar hay cuatro mujeres hablando con cuatro hombres, hay ocho conversaciones por que nadie se entiende nada pero todos se siguen la idea). Es en este punto donde don Juanes ve por primera vez a Marsupial, claro está el charrito, aquel amigo imaginario es quien de inicio a una conversación con Marsupial; mientras don Juanes intentaba descifrar el sabor de la bebida que tenía en sus manos (aclaremos la bebida nunca pudo ser descubierta y hasta este momento es un misterio); fue en ese instante que Marsupial abrumada con el misterio de conocer a tan apuesto catador de bebidas alcohólicas, decide llamarlo y dar inicio a una conversación con don Juanes, aquel misterioso hombre de mirada perdida (lleva 2 litros de vodka en la mirada) y hablar pausado (2 litros de vodka dan peso suficiente a la lengua para no poder hablar) y dan inicio a la siguiente conversación:
Ella: bla bla bla bla bla bla
El: bla bla, hip, bla bla, hip, bla bla, hip
Fue en esa conversación donde Marsupial y don Juanes se dieron cuenta que tenían algo en común, esa pasión por hablar sin importar si el mundo logra entenderlos, pero fue eso mismo lo que después se encargo de crear la tragedia Isla Caimán (aclaramos no fue tragedia Griega por que fue chiquita).
Fue en este punto que la vida se encargo de unir a estos dos personajes por que como sabemos todos, la vida hace lo que se le da la gana.
Como la vida hace lo que se le da la gana, pues aquí yo también voy a hacer lo que me da la gana y en este momento lo que me da la gana es saltarme al final de este cuento de babas (en la vida real no hay hadas así que no pidan hadas, OK).
Como todo final de película promedio; ninguno se muere, pero eso si sufren como si el mundo les hubiese traicionado, como si a un niño le regalasen un pantalón (a los niños regálenles juguetes por dios).
Es tan grande el sufrimiento que nadie se explica como el alcohol ayuda a sobrellevarlo, señores ahora si el final.
En todos los finales aparece NY con sus vainas y que vainas y este final es uno típico así que NY aparece con su príncipe el príncipe Otro más, si así como se lo imaginan don Juanes se entera del regalo que NY ha enviado y que puso a Marsupial en donde toda protagonista de cuento ve su final feliz, el príncipe de su vida, ese de sangre azul, castillos y caballos, pero como esto es la vida real, en la vida real no existen hadas y todo termina con un gran chorro de babas y colorín colorado este cuento a terminado.


0 comentarios:
Publicar un comentario