martes, 18 de mayo de 2010

Entre blancos y negros

Para nadie es agradable que lo juzguen, lo critiquen, hablen de su vida como si todos tuvieran las soluciones mágicas para resolver todos los conflictos, situaciones y problemas que cada uno maneja en su mundo. No es cierto que existan seres humanos sin problemas, desde nuestra perspectiva lo que existen es una variedad de conflictos, problemas, situaciones, como las quieran llamar que son como los colores, existen los básicos, pero no son suficientes para nosotros, por eso los decidimos mezclar y generar toda una paleta multicolor de conflictos, peleas, situaciones, problemas y como si fuera poco entran en nuestra mente que no solo hay color, también existe lo blanco y negro, el sí o el no, el estás conmigo o contra mí.

Para enredar la situación resulta que el blanco y el negro se mezclan y se obtiene el gris, pero el gris no es puro ni básico es otro carajo que trae una gama inimaginable, infinita, tan infinita como mis problemas, sus problemas, nuestros problemas y todo eso multiplicado por infinito y unido en uno solo.

Todos siempre estamos quejándonos que la gente no tiene los pantalones, el coraje, los huevos para decir en la cara lo que piensan de mis problemas lo que opinan de mis problemas, lo que juzgan de mis problemas, pero no sé que me sorprende, si vivimos toda la vida solucionándole la vida al que no está presente, nos preocupamos por ver como ayudamos, destruimos, juzgamos, a alguien pero nunca cuando estamos presentes permitimos que la gente hable de nosotros y menos si es de nuestros problemas, porque son algo tan “intimo” como las tetas de la cicciolina.

Nosotros como seres humanos estamos siempre buscando la aprobación de alguien, puede ser la familia, la pareja, los hijos, los amigos, pero nos olvidamos que antes que grupo somos individuos, que para nosotros eso es ser yo; aprender a conocerme a mí mismo, ser capaz de poner mis problemas sobre la mesa donde mis amigos, mi familia, mis hijos entiendan que lo mejor es juzgar, opinar, discutir, chismear, inventar cuentos, pero que al final todo eso me sirva para conocerme, para ver cómo me ven los otros, para saber que todo problema tiene una solución y muchas veces esas soluciones se dan en discusiones que lastimosamente uno no está presente, son esas reuniones donde acaban con uno, trapean el piso pero seguramente si tuviéramos el don de la omnipresencia no nos perderíamos ni una sola de estas charlas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta tu blog!!!! definitivamente "hablar del ausente" es como parte de un chip morboso que traemos...que es completamente controlable cuando nos observamos y de hacer comentarios o críticas, orientarlas de manera constructiva....fácil no es...pero sí posible!

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